In una concezione della coppia come sistema si possono individuare tre aree sensibili ed un fattore di facilitazione da cui può nascere un disagio che si colloca al di là delle dinamiche fisiologiche comuni ad ogni coppia.
Una prima spiegazione della crisi individua nella violazione del contratto di coppia, spesso implicito, l’input scatenante. Sappiamo che in ciascuno la scelta del partner comprende la risposta a profondi bisogni personali di cura, affiliazione; ma anche a disponibilità all’accudimento e all’accoglienza dell’altro. I contratti impliciti possono fisiologicamente svilupparsi verso modi più evoluti di fornire risposta ai bisogni di dare e ricevere; ma possono anche restare bloccati in una dannosa dimensione senza tempo, diventando per qualcuno gabbie ormai inadeguate mentre continuano per l’altro a costituire presidi di sicurezza. Ad esempio c’è chi sta male perché come salvatore si è stancato di proteggere e soccorrere, magari perché, trovandosi personalmente nel bisogno, ha visto il salvato incapace di restituzione e si è tanto deluso da sconfessare il ruolo inizialmente scelto; il suo cambiamento può però essere visto dal partner come un insopportabile tradimento.
Una seconda ragione trova le sue radici nella non risolta uscita di uno o di ambedue i partner dalla famiglia di origine, quando atteggiamenti e comportamenti caratterizzanti l’ingombrante legame che perdura, pur con ampia varietà fenomenica, vengono a minacciare o comunque ad appesantire il rapporto a due; oppure addirittura ne hanno impedito l’autentico sviluppo quando la carente o pessima qualità degli accudimenti e dei conseguenti vissuti primari inficia strutturalmente la capacità di intimità con l’altro. Molte persone non hanno veramente lasciato il padre e la madre, permangono nella primaria condizione di figli e per ciò possono vivere nella coppia una relazione col partner inficiata ed immatura, eventualmente foriera di difficoltà anche gravi.
Un terzo motivo può essere individuato nelle scelte di crescita personale che uno dei due soggetti, più spesso la donna, introduce per una maturazione individuale; producendo turbativa in un rapporto consolidato attraverso comportamenti di autonomia del tutto inattesi per il partner, da lui considerati estranei e impropri alla consolidata relazione ed alla fine insopportabili.
Potremmo aggiungere che i forti stress che sconvolgono la vita individuale e rendono meno saldi e sicuri di sé i soggetti (malattie invalidanti, tracolli economici, perdita del lavoro ritenuta irrimediabile, catastrofi naturali, gravi perturbative del consolidato ordine familiare quale ad esempio la nascita di un bambino disabile) possono concorrere a creare una crisi nella coppia altrimenti improbabile
Molte coppie sono in crisi, poche chiedono aiuto; mentre un numero molto alto o arriva drammaticamente alla fine del rapporto o persiste a mantenere il legame ed a convivere frustrato e rassegnato, nella delusione e nel dolore. L’esperienza ci dice che chi chiede un aiuto specialistico può sviluppare risorse che portino da qualche altra parte, in genere in lidi migliori di quelli della crisi, dello stallo o della furiosa impotenza.
El passat 28 de Març de 2014 la directora de Dendros, Laura Contino, va participar en el programa “Les mil i una nits”, dirigit i presentat per Maria de la Pau Janer.
En aquesta ocasió es va tractar el següent tema: Per què en diem “sexe” quan volem dir “amor”?
La Laura va tenir la oportunitat de debatre sobre el tema amb el filòsof Ramon Alcoberro, la treballadora sexual Montse Neira i la periodista Roser Amills.
“No puedes impedir que el ave de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero puedes impedir que anide en tus cabellos”.
– Proverbio chino
La tristeza viene a acompañarnos a menudo en nuestra vida. Normalmente la reconocemos con facilidad porque nos hace llorar. El llanto es algo realmente mal visto en nuestra sociedad, a casi nadie le gusta llorar y las personas que están presentes cuando alguien llora se ponen muy incómodas. Tienden a repetir “no llores más” como un mantra, como si hubiera una cantidad estándar de lágrimas aceptables. No es así. A nadie le gusta llorar, pero no hay una cantidad excesiva o adecuada de llanto, hay la cantidad que necesitas para aliviar ese peso.
La tristeza es la emoción que se produce ante una pérdida, de cualquier tipo (material, personal, laboral, de salud…) lo que pasa es que a menudo nos cuesta ver el suceso como “pérdida” y nos puede costar entender por qué lloramos.
Muchas veces tiene que ver con la pérdida de una ilusión, cuando nos habíamos implicado mucho en algo que dábamos por hecho, que queríamos con ganas y que no se ha producido. Otras es la clara marcha de alguien de nuestro lado, al que no volveremos a ver.
En todas sus formas, la tristeza es un nudo en el alma que se alivia descargando el llanto. Lo normal es que muchas veces necesitemos consuelo, entendido como compañía, comprensión y paciencia. No hay tantas personas que entiendan que ante la tristeza no hay que hacer “nada”, nada más y nada menos que escuchar y acompañar; todos queremos que se pase para ser útiles, pero no es posible, porque sólo quien está triste puede hacerse cargo de su dolor. La tristeza es un proceso natural que exige pasarlo sin juicio y con respeto, siguiendo el ritmo que cada uno necesite.
No debemos confundir la depresión con la tristeza. La depresión es un estado de desesperanza que resulta patológica cuando no se resuelve bien la tristeza, es decir, no se reconoce, se siente y se respeta. Sobre lo que sucede con la “tristeza no resuelta” os dejo un enlace muy interesante de Eduardo Punset.
Hace un tiempo leí un artículo de la Contra de la Vanguardia que me encantó y lo guardé. Hoy os lo quiero trascribir.
Francesc Granja, desde su experiencia , trata de una forma sencilla pero a la vez muy potente, un tema que hace tiempo que los terapeutas sexuales nos dedicamos a trasmitir; la importancia de una sexualidad completa, no sólo teniendo como protagonista un pene, una vulva y unos pechos.
Este es uno de los grandes mitos (“sexo igual a pene y vulva” ) que han perjudicado vivir el sexo como si fuera un juego, un momento para conectar, donde todo nuestro cuerpo es protagonista, donde no hay un único objetivo “penetración y orgasmo”. En este artículo se une con otro mito o estereotípo “las personas con lesión medular son asexuales”.
Espero que disfrutéis con la lectura, y os ayude a ver la sexualidad con una visión diferente.
La Contra de la Vanguardia con Francesc Granja – miércoles 26 de junio de 2013
“Yo iba a piñón fijo: empresa, sexo, cama, pim pam”
Tengo 51 años. Barcelonés. Licenciado en Ciencias Empresariales y máster por Esade. He sido un ejecutivo de marketing. Ahora me dedico a conversaciones genuinas, escribir y dar charlas. Tengo novia. En política hay poca autenticidad. Creo en una conciencia universal. Yo era el típico ejecutivo de multinacional en ascenso. Buena planta, buen trabajo, sexo, amigos… Me casé y a los 30 años me enviaron de directivo a Portugal.
Casa fantástica, coche fantástico…
Sí, y tarjeta de crédito fantástica. Empiezo a trabajar como un loco y a correr, correr todo el rato hasta que me pararon.
¿En una autopista?
Sí. Eran las siete de la tarde, salía de una reunión en Oporto y quería llegar a la hora de cenar a casa, a Lisboa. Lluvia torrencial…, mi mente analizaba la reunión, iba a toda velocidad y me topé con un camión accidentado: volantazo, vueltas de campana…
Shock.
Me quedo tetrapléjico. Mi mujer no acepta la nueva situación: separación. Así empiezo un proceso de cambio personal que no se materializa hasta al cabo de ocho años.
¿Amaba usted a su mujer?
Christopher Reeve escribió un libro en el que explicaba cómo tras su accidente su mujer se enamoró todavía más de él. Al leerlo lloraba como un niño, estaba enamorado de mi mujer. Fue un inmenso duelo.
¿Cómo se teje ese cambio personal?
Me doy cuenta de que la mayoría de mis decisiones no eran mías, hacía lo que tocaba. Decido formarme como coach en EE.UU.
Íntimamente, ¿qué tuvo que afrontar?
El “a mí nadie me va a querer; no tengo sensibilidad del pecho hacia abajo y por tanto no soy un hombre, no puedo dar placer, no puedo dar nada”.
¿Lo probó?
Sí, fue un desastre. Asumí que era un frígido impotente e incompetente: incapaz de tener deseo sexual, de realizar el coito y de satisfacer a una mujer.
Doloroso.
Pero conocí a una mujer que no buscó en mí la parte genital, sino la sensorial: los largos besos, las caricias, el tiempo dilatado. Cosas de las que yo no tenía ni idea. Yo iba a piñón fijo: empresa, sexo, cama, pim pam.
Ya.
Descubrí otra manera de relacionarme con las mujeres infinitamente más satisfactoria. Ambos salíamos de rupturas dolorosas, así que no había prisa por consumar, nos dedicábamos a conocernos, a conectar, hasta que de manera natural se produjo la primera relación y descubrí la mujer, sus puntos erógenos, los mios. Hasta entonces yo era penecéntrico. Sexo era igual a pene.
Es bastante común
En diez años coaching he conocido a muchas mujeres y todas confiesan les gustaría más la complicidad con su pareja, que no sólo haya penetración, que haya compenetración. Nosotros vemos el sexo como una descarga y no como una carga de energía.
¿Cómo lo ve usted ahora?
He descubierto el sexo consciente. La sexualidad está en cualquier parte del cuerpo. He llegado a tener y provocar orgasmos acariciándonos la yema de los dedos e incluso sin tocarnos.
Eso es el éxtasis.
La mujer es un ser herido arquetípicamente: para defenderse de la insensibilidad del hombre, se cierra. Pero el hombre también es un ser autolesionado por el tengo que: ser activo, proveedor… La emoción, la caricia se lee como un signo de debilidad.
¿El sexo es ahora mejor que antes?
Yo no lo cambio. La metamorfosis de mi sexualidad, más allá de la tetraplejia, o quizás gracias a ella, ha pasado por la toma de conciencia, por el despertar energético y emocional, sin lo cual mi pene seguiría siendo el foco de mi atención y frustración.
Entiendo.
Cuando dejé de buscar el placer en la vagina de mi compañera y lo descubrí en cada una de las terminaciones nerviosas de su boca, pude quitarme el pene de la cabeza y devolverlo a su lugar. Alcemos la vista y miremos a nuestra pareja: escuchémosla, acariciémosla, saboreémosla.
Aboga por relaciones auténticas.
Es la manera; si no, la vida es tan complicada que acaba separándote. Mire, yo siempre he temido al abandono, mi primer amor me dejó, luego mi mujer, así que para evitar ese dolor abandonaba yo. Cuando conocí a mi novia lo primero que hice fue contárselo. Entonces ella me dijo lo que nunca le había dicho a nadie. Hay que dar ese primer paso.
Hay que comunicarse.
Hay que dejarse ir, soltar, explicar: estas son mis miserias, estos mis miedos, estas mis ilusiones. Expliquémonos, déjame ver quién eres y ahí podré descubrir que hay otra manera de relacionarme contigo y conmigo a nivel corporal.
Del coaching derivó usted a las conversaciones genuinas.
Dejé de decirle a la gente lo que tenía que hacer y escuché. Utilizo la conversación para que el otro pueda conectar con su autenticidad, así ocurren los cambios; pero para eso has de ofrecer tú también autenticidad.
¿Cuál cree que es el mayor problema de las relaciones de pareja?
Tenemos conversaciones de ascensor, por mil razones que se resumen en una: miedo.
Ima Sanchís
La contra aparecida en La Vanguardia el 26 de Junio de 2013
Hace un tiempo leí un artículo de la Contra de la Vanguardia que me encantó y lo guardé. Hoy os lo quiero trascribir.
Francesc Granja, desde su experiencia , trata de una forma sencilla pero a la vez muy potente, un tema que hace tiempo que los terapeutas sexuales nos dedicamos a trasmitir; la importancia de una sexualidad completa, no sólo teniendo como protagonista un pene, una vulva y unos pechos.
Este es uno de los grandes mitos (“sexo igual a pene y vulva” ) que han perjudicado vivir el sexo como si fuera un juego, un momento para conectar, donde todo nuestro cuerpo es protagonista, donde no hay un único objetivo “penetración y orgasmo”. En este artículo se une con otro mito o estereotípo “las personas con lesión medular son asexuales”.
Espero que disfrutéis con la lectura, y os ayude a ver la sexualidad con una visión diferente.
La Contra de la Vanguardia con Francesc Granja – miércoles 26 de junio de 2013
“Yo iba a piñón fijo: empresa, sexo, cama, pim pam”
Tengo 51 años. Barcelonés. Licenciado en Ciencias Empresariales y máster por Esade. He sido un ejecutivo de marketing. Ahora me dedico a conversaciones genuinas, escribir y dar charlas. Tengo novia. En política hay poca autenticidad. Creo en una conciencia universal. Yo era el típico ejecutivo de multinacional en ascenso. Buena planta, buen trabajo, sexo, amigos… Me casé y a los 30 años me enviaron de directivo a Portugal.
Casa fantástica, coche fantástico…
Sí, y tarjeta de crédito fantástica. Empiezo a trabajar como un loco y a correr, correr todo el rato hasta que me pararon.
¿En una autopista?
Sí. Eran las siete de la tarde, salía de una reunión en Oporto y quería llegar a la hora de cenar a casa, a Lisboa. Lluvia torrencial…, mi mente analizaba la reunión, iba a toda velocidad y me topé con un camión accidentado: volantazo, vueltas de campana…
Shock.
Me quedo tetrapléjico. Mi mujer no acepta la nueva situación: separación. Así empiezo un proceso de cambio personal que no se materializa hasta al cabo de ocho años.
¿Amaba usted a su mujer?
Christopher Reeve escribió un libro en el que explicaba cómo tras su accidente su mujer se enamoró todavía más de él. Al leerlo lloraba como un niño, estaba enamorado de mi mujer. Fue un inmenso duelo.
¿Cómo se teje ese cambio personal?
Me doy cuenta de que la mayoría de mis decisiones no eran mías, hacía lo que tocaba. Decido formarme como coach en EE.UU.
Íntimamente, ¿qué tuvo que afrontar?
El “a mí nadie me va a querer; no tengo sensibilidad del pecho hacia abajo y por tanto no soy un hombre, no puedo dar placer, no puedo dar nada”.
¿Lo probó?
Sí, fue un desastre. Asumí que era un frígido impotente e incompetente: incapaz de tener deseo sexual, de realizar el coito y de satisfacer a una mujer.
Doloroso.
Pero conocí a una mujer que no buscó en mí la parte genital, sino la sensorial: los largos besos, las caricias, el tiempo dilatado. Cosas de las que yo no tenía ni idea. Yo iba a piñón fijo: empresa, sexo, cama, pim pam.
Ya.
Descubrí otra manera de relacionarme con las mujeres infinitamente más satisfactoria. Ambos salíamos de rupturas dolorosas, así que no había prisa por consumar, nos dedicábamos a conocernos, a conectar, hasta que de manera natural se produjo la primera relación y descubrí la mujer, sus puntos erógenos, los mios. Hasta entonces yo era penecéntrico. Sexo era igual a pene.
Es bastante común
En diez años coaching he conocido a muchas mujeres y todas confiesan les gustaría más la complicidad con su pareja, que no sólo haya penetración, que haya compenetración. Nosotros vemos el sexo como una descarga y no como una carga de energía.
¿Cómo lo ve usted ahora?
He descubierto el sexo consciente. La sexualidad está en cualquier parte del cuerpo. He llegado a tener y provocar orgasmos acariciándonos la yema de los dedos e incluso sin tocarnos.
Eso es el éxtasis.
La mujer es un ser herido arquetípicamente: para defenderse de la insensibilidad del hombre, se cierra. Pero el hombre también es un ser autolesionado por el tengo que: ser activo, proveedor… La emoción, la caricia se lee como un signo de debilidad.
¿El sexo es ahora mejor que antes?
Yo no lo cambio. La metamorfosis de mi sexualidad, más allá de la tetraplejia, o quizás gracias a ella, ha pasado por la toma de conciencia, por el despertar energético y emocional, sin lo cual mi pene seguiría siendo el foco de mi atención y frustración.
Entiendo.
Cuando dejé de buscar el placer en la vagina de mi compañera y lo descubrí en cada una de las terminaciones nerviosas de su boca, pude quitarme el pene de la cabeza y devolverlo a su lugar. Alcemos la vista y miremos a nuestra pareja: escuchémosla, acariciémosla, saboreémosla.
Aboga por relaciones auténticas.
Es la manera; si no, la vida es tan complicada que acaba separándote. Mire, yo siempre he temido al abandono, mi primer amor me dejó, luego mi mujer, así que para evitar ese dolor abandonaba yo. Cuando conocí a mi novia lo primero que hice fue contárselo. Entonces ella me dijo lo que nunca le había dicho a nadie. Hay que dar ese primer paso.
Hay que comunicarse.
Hay que dejarse ir, soltar, explicar: estas son mis miserias, estos mis miedos, estas mis ilusiones. Expliquémonos, déjame ver quién eres y ahí podré descubrir que hay otra manera de relacionarme contigo y conmigo a nivel corporal.
Del coaching derivó usted a las conversaciones genuinas.
Dejé de decirle a la gente lo que tenía que hacer y escuché. Utilizo la conversación para que el otro pueda conectar con su autenticidad, así ocurren los cambios; pero para eso has de ofrecer tú también autenticidad.
¿Cuál cree que es el mayor problema de las relaciones de pareja?
Tenemos conversaciones de ascensor, por mil razones que se resumen en una: miedo.
Ima Sanchís
La contra aparecida en La Vanguardia el 26 de Junio de 2013
Hace unos días vi un anuncio de una conocida marca de cosméticos que me sorprendió gratamente y que hoy me gustaría compartir.
La marca de cosméticos contrató al artista forense Gil Zamora para realizar un experimento en el que mostraba la percepción que tenían unas personas de sí mismas; según el momento vital en el que se encontraban o la estima, la valoración que hacían par sí; comparándolas con la percepción que tenían otras personas sobre ellas.
En cuestión de pocos minutos me hizo sentir y recordar cómo en los momentos difíciles de mi vida, la visión que tenía para conmigo era tremendamente negativa y cómo ésta chocaba con la valoración que tenía la gente que me apreciaba o me quería. Y la importancia que tiene trabajar la autoestima, para llegar a conseguir aceptarnos tal y como somos y así poder mirarnos desde el cariño, el respeto… desde el amor.
El mundo de los juguetes sexuales es eso TODO UN MUNDO, en el que puedes encontrar para todos los gustos. Hay tanta variedad que seguro que acabas encontrando algo nuevo para despertar tus ganas de jugar al volver a casa.
Los juguetes son una variable muy útil para ampliar el repertorio sexual, pero también tienen una utilidad terapéutica, pueden ayudar a trabajar problemas sexuales como vaginismo, eyaculación rápida.
Yo suelo recomendar ir a algún lugar de confianza para que la persona que te atienda pueda resolverte dudas, informarte, ayudarte a elegir teniendo en cuenta no sólo el valor económico del juguete, sin otros aspectos como la salud.
Juguetes para ampliar tu repertorio
Voy a describir un listado de juguetes que podrías plantearte para ampliar tu repertorio, son solo un pequeño ejemplo de lo que te puedes encontrar en el mercado:
Salud y bienestar sexual: Bolas de Geisha, cilindros para bomba de vacío, dilatadores de pyrex.
Juguetes para crear intimidad: aceites. Velas, lubricantes (hay con sabores diferentes), chocolate, polvos con sabores, juego de mesa (Romeo y Julieta), pendientes para los pezones, lencería, disfraces, películas eróticas, libros….
Juguetes con un toque sado-masoquista: esposas, ataduras para el cuello, pinzas para pezones, jaulas de silicona …. Con estos juguetes hay dos roles bien marcados, un sumiso y un dueño (o dominante). Son juegos donde hay un contrato de confianza que lo marca el sumiso. Los juguetes tienen la función de conllevar un dolor muy especial, bajo control y consenso.
Juguetes para ellas: bolas de geisha (para ayudar a mejor la lubricación, la musculatura, puede ayudar a tener orgasmos, y evitar incontinencias).
Juguetes para los dos: dildos (ya no se llaman “consoladores”), pueden ser de silicona, de acero, aluminio y de pírex, (estos últimos se puedo calentar), vibradores (hay esponjas, dildos vibradores, juguetes externos e internos), aros vibradores (son anillos que se pone en pene y lo convierten en un vibrador).
Juguetes para ellos: estimuladores prostática, aparatos de succión, anillo estrangulador, fundas, masturbadores.
Juguetes anales: Gustan a hetero y homo. Importante q tengan un tope para que no sean absorbidos. No se puede utilizar después para la penetración vaginal (ya q puede provocar infecciones).
Una juguetería para adultos recomendada
Hay una juguetería que es de mi total confianza y a la que derivo a los pacientes que lo necesiten, además de amigos es Kitsch, donde la filosofía es que todo el mundo que entre se sienta cómodo, hay mucha luz, decorado con gracia.
Y las personas que te atienden son expertas y hay una psicóloga terapeuta sexual que te puede asesorar. Otro aspecto que me gusta es que hacen charlas sobre sexualidad, talleres y visitas guiadas para enseñar desde la seriedad pero también desde la diversión muchos de los juguetes que hay y para qué sirven (que en otros lugares que he ido, además de oscuros no te enteras para qué sirven muchas de las cosa que tienen). Te lo recomiendo.
No cierres posibilidades antes de conocerlas. Date el permiso, daros el permiso de descubrir un mundo nuevo para seguir viviendo el sexo como un juego.
Estos recursos podrían ser una posibilidad para romper con la temida rutina sexual. Tener juguetes no te obliga a utilizarlos siempre sino que te abre un abanico de nuevas experiencias, para alternarlas con otras.
La risa es una sonrisa amplificada, a todo volumen. Es una respuesta innata y propia del ser humano, que no depende del aprendizaje: los bebés, incluso aquellos bebés con invidencia, sonríen al nacer como forma de expresar el placer y bienestar.
Los estudios sobre la risa sugieren que los niños expresan muchas veces más esta emoción que los adultos; a medida que vamos creciendo, vamos perdiendo esa frescura y espontaneidad, y poco a poco se nos olvida reír con la misma frecuencia que en nuestra infancia. Es por esto que la risa se encuentra relacionada con nuestras experiencias, por lo que a medida que nos vamos haciendo adultos, las normas, las creencias, las obligaciones y las preocupaciones van haciendo que nos olvidemos de los motivos para reír.
Cuando reímos lanzamos a nuestro cerebro una potente señal, haciendo que éste produzca endorfinas, las hormonas relacionadas con la sensación de bienestar. El acto de reír o sonreír funciona como un protector emocional que nos ayuda a relativizar las dificultades, a reducir el malestar y facilita las relaciones sociales.
Se acostumbra a relacionar el buen sentido del humor con personas con un alto nivel de inteligencia emocional, a personas con fortaleza interna, dinamismo y energía personal, capaces de superarse, creativas, empáticas y entusiastas. Los sabios conocen el poder de la risa y su incidencia positiva en la mejora de la calidad de vida y en el goce de la felicidad.
Preocupación y alegría son dos estados antagónicos. Si te ríes de verdad no puedes estar preocupado, por eso si aprendes a reír como cuando eras niño, contribuirás a cortar con la espiral de la preocupación. Procúrate tu propio “botiquín de la risa” y busca siempre motivos, situaciones y personas con quien practicar. La risa es salud y bienestar, nos dispone a mejorar nuestra actitud ante la vida y a compartir el amor, la amistad y la felicidad.
“No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.”
-Alejandro Dumas
¿Quién no tiene miedo? ¿Es necesario tener miedo para vivir? ¿Es posible deshacerse por completo del miedo? Puede que alguien lo consiga, pero es poco probable que sea así.
El miedo está introducido biológicamente en el ser humano y por lo tanto debe tener una utilidad. “Complicarme la vida, impedirme mis sueños…” hay muchas personas que pueden pensar esto, pero no es así.
El miedo nos ayuda a reconocer los peligros, nos protege de riesgos para la vida, de daños que podamos sufrir. El miedo es necesario para la prudencia de vivir. Imagina que te encontraras solo en un callejón oscuro de noche y no sintieras miedo: serías vulnerable a cualquier ataque. El miedo hace que escojas una ruta más segura, te mantiene alerta para responder o huir y así mantenerte a salvo. El miedo es un aliado, es una coraza que quiere evitarnos daños. Cuando el peligro es real…
Lo que sucede es que muchas veces tememos cosas que no son reales sino imaginadas, cosas que construimos en nuestra mente, y como dice la frase, son las que más temor nos inspiran. Aquello que más se teme es lo que se desconoce.
La lógica básica nos dirá que la mejor manera de vencer un miedo es conociendo más aquello que se teme, acercándose más, poniéndose frente a él y descubriéndolo. “¡Pero me da miedo!”
No hay receta para eliminar esa sensación que eriza el vello, acelera el corazón, encoge el estómago más que saltando hacia él. Eso es valentía: una vez se han valorado los riesgos, cerrar los ojos y saltar. Una persona valiente no es la que no tiene miedo, la que lo elimina -sería temeraria, y eso sí es peligroso- sino aquella que lo reconoce, lo respeta y vive con él sin que le impida actuar.
Cuando dejamos que el miedo nos impida vivir, se genera un círculo vicioso, el del miedo al miedo, que paraliza y nos engaña con el “si ya estoy bien así, ¿para qué voy a cambiar?”. Cuanto más nos dejamos llevar y menos afrontamos más desconfianza tenemos hacia nuestros recursos y más miedo aún tenemos la siguiente vez.
“El que teme sufrir ya sufre el temor.”
-Proverbio chino
Las decisiones siempre van aderezadas con miedo, pero lo que decidas debe ser independiente de él:
Niño: “¿cómo se hacen los niños?” Madre: “cuando un hombre y una mujer se quieren, nace un niño”
Quiero poneros hoy una viñeta de un libro de Francesco Tonucci ( Pedagogo y Dibujante). Que de una forma humorística ha sabido representar el mundo visto por los niños.
Si se tuviera en cuenta más la visión del menor posiblemente la educación que les queremos trasmitir sería muy diferente.
Reflexión: Los niños al principio son literales, por lo que hemos de tener cuidado con el mensaje que les hacemos llegar.
Otro aspecto que me hace pensar esta imagen, es que nos evitaríamos malos entendidos (en general) si después de explicar alguna cosa a otra persona les preguntáramos “¿Qué has entendido?”
Imagen corporal y autoestima son dos conceptos íntimamente relacionados entre sí. Como hemos comentado en anteriores publicaciones, la autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos, lo que repercute directamente en cómo interpretamos nuestra realidad.
Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta en la autoestima es la percepción de la imagen corporal o autoimagen. Tener una imagen positiva de tu apariencia física refuerza la seguridad en ti y repercute positivamente en el resto de áreas de tu vida: social, laboral, familiar, salud…
Aceptarnos y valorar nuestra apariencia así como cultivar una actitud de cuidado personal, huyendo de excesos o extremos, serán aspectos que favorecerán el equilibrio psicológico.
Algunas personas caen en dichos extremos y basan su valor únicamente en su apariencia. Se desprecian por no encajar en los cánones sociales o se idealizan cayendo en el narcisismo.
En estos casos, aunque resulte especialmente complicado en los perfiles narcisistas por la falta de conciencia de problema, resultaría positivo revisar qué concepto físico tiene la persona de sí misma con la finalidad de trabajar la propia aceptación, modificar la visión en lupa que resalta únicamente los aspectos negativos así como la adopción de hábitos saludables que permitan a la persona que está a disgusto con su apariencia acercarse a objetivos realistas.
Recuerda que nadie es perfecto, y que aquellos que parecen serlo difícilmente son reales. Tu valor va mucho más allá de un físico, aunque es importante que te sientas en paz con él, así como con el resto de características que componen tu ser. Amarnos perfectamente en nuestra imperfección.
“Quien no se enfurece jamás por una injusticia, nunca sabrá que ese enfado contiene el germen del amor hacia todo lo que nos hace reaccionar de esta manera.”
-Rudolf Steiner
Porque la rabia es negativa, es vergonzosa. Eso es lo que normalmente nos enseñan. Es un sentimiento innoble que nos lleva a la violencia, nos deshumaniza. La rabia nos lleva a hacer cosas que no queríamos hacer, ni decir, nos hace arrepentirnos.
Entonces por qué tiene que existir, por qué no podemos eliminarla. Quizá no le demos el significado que le corresponde. Todas las emociones son necesarias, tienen una utilidad y responden a una arista de nuestro prisma personal.
La rabia no es más que la respuesta ante la injusticia. Sólo nos generan rabia aquellas cosas que nos importan, que tocan alguna parte importante para nosotros, no es gratuita.
“Es que a ver si me voy a hacer una rebelde ahora… a ver si ahora voy a ser mala” – eso me respondía una paciente hace unos días cuando pregunté qué pasaría si expresara su enfado.
Desde que somos niños nos enseñan que ser “buenos” es no quejarse, conformarse, no subir la voz, ser amable con todo el mundo. Los niños que se quejan, que gritan, que llevan la contraria son “malos”. Así nos inculcan que rebelarse, que discutir, que decir que algo no nos parece no “está bien”. Expresar rabia, desacuerdo, frustración no está bien visto, aunque sentirlo sea completamente normal.
Como nos dice la frase, la rabia es la fuerza que nos impulsa, la que nos lleva a hacer cambios y a luchar por lo que queremos. Cuando algo no nos gusta, nos parece injusto o no lo comprendemos, el enfado se genera biológicamente para impulsarnos a hacer algo por mejorarlo, cambiarlo o abandonarlo si no nos conviene. Es la alarma que nos avisa de que lo que sucede no es bueno para nosotros, o nos está haciendo daño. Reprimirlo es el germen del rencor, una falta de respeto hacia uno mismo. Tenemos derecho a tener límite y decir que se puede ir a paseo… si no respetas tus propios límites, tus valores, tus ideas ¿quién lo hará?
Aquellas personas que son capaces de comprender sus enfados y canalizarlos para crear cosas nuevas tienen la llave del éxito, del mismo modo que las lluvias nutren el suelo y las tormentas arrasan lo que encuentran a su paso.
May 31 2014
Radici comuni per le crisi di coppia
In una concezione della coppia come sistema si possono individuare tre aree sensibili ed un fattore di facilitazione da cui può nascere un disagio che si colloca al di là delle dinamiche fisiologiche comuni ad ogni coppia.
Una prima spiegazione della crisi individua nella violazione del contratto di coppia, spesso implicito, l’input scatenante. Sappiamo che in ciascuno la scelta del partner comprende la risposta a profondi bisogni personali di cura, affiliazione; ma anche a disponibilità all’accudimento e all’accoglienza dell’altro. I contratti impliciti possono fisiologicamente svilupparsi verso modi più evoluti di fornire risposta ai bisogni di dare e ricevere; ma possono anche restare bloccati in una dannosa dimensione senza tempo, diventando per qualcuno gabbie ormai inadeguate mentre continuano per l’altro a costituire presidi di sicurezza. Ad esempio c’è chi sta male perché come salvatore si è stancato di proteggere e soccorrere, magari perché, trovandosi personalmente nel bisogno, ha visto il salvato incapace di restituzione e si è tanto deluso da sconfessare il ruolo inizialmente scelto; il suo cambiamento può però essere visto dal partner come un insopportabile tradimento.
Una seconda ragione trova le sue radici nella non risolta uscita di uno o di ambedue i partner dalla famiglia di origine, quando atteggiamenti e comportamenti caratterizzanti l’ingombrante legame che perdura, pur con ampia varietà fenomenica, vengono a minacciare o comunque ad appesantire il rapporto a due; oppure addirittura ne hanno impedito l’autentico sviluppo quando la carente o pessima qualità degli accudimenti e dei conseguenti vissuti primari inficia strutturalmente la capacità di intimità con l’altro. Molte persone non hanno veramente lasciato il padre e la madre, permangono nella primaria condizione di figli e per ciò possono vivere nella coppia una relazione col partner inficiata ed immatura, eventualmente foriera di difficoltà anche gravi.
Un terzo motivo può essere individuato nelle scelte di crescita personale che uno dei due soggetti, più spesso la donna, introduce per una maturazione individuale; producendo turbativa in un rapporto consolidato attraverso comportamenti di autonomia del tutto inattesi per il partner, da lui considerati estranei e impropri alla consolidata relazione ed alla fine insopportabili.
Potremmo aggiungere che i forti stress che sconvolgono la vita individuale e rendono meno saldi e sicuri di sé i soggetti (malattie invalidanti, tracolli economici, perdita del lavoro ritenuta irrimediabile, catastrofi naturali, gravi perturbative del consolidato ordine familiare quale ad esempio la nascita di un bambino disabile) possono concorrere a creare una crisi nella coppia altrimenti improbabile
Molte coppie sono in crisi, poche chiedono aiuto; mentre un numero molto alto o arriva drammaticamente alla fine del rapporto o persiste a mantenere il legame ed a convivere frustrato e rassegnato, nella delusione e nel dolore. L’esperienza ci dice che chi chiede un aiuto specialistico può sviluppare risorse che portino da qualche altra parte, in genere in lidi migliori di quelli della crisi, dello stallo o della furiosa impotenza.
By Marco Prati • Terapia de pareja