May 30 2015
Dejar de pensar para decidir mejor
Hay momentos, periodos o circunstancias que nos obligan a plantearnos cambios , finales y comienzos o, en definitiva, nuevos itinerarios. Por nuestra naturaleza de seres pensantes, reflexivos y analíticos, tendemos a abordar estas situaciones desde el pensamiento, repitiéndonos una y otra vez las mismas preguntas ,diseccionando las dudas desde las mismas premisas y escrutando los resultados por si aparece esa idea iluminadora que despeje la incertidumbre. Pero ese proceso cuanto más se repite más parece oscurecer el panorama en vez de aportar certezas y confianza en nuestro criterio.
Está claro que la reflexión y el análisis han de estar presentes cuando se toman decisiones y también lo están las emociones aunque nadie las haya invitado a la fiesta. Ese pensamiento repetitivo y ese sobreanalizar la situación consumen nuestra energía sin que nos demos cuenta , generando cansancio y aumentando más aún la sensación de agobio por no ser capaces de decidir y disipar las dudas.
Y es ahí cuando hay que echar mano de ese poderoso aliado que es el cuerpo, no como oponente de nuestra mente si no como integrador de todo el proceso en el que el pensamiento parece llevar la voz cantante. Llegada la saturación , hay que dejar la mente a un lado y cesar el pensamiento discursivo penetrando en la sensación y en el sentir del cuerpo. Centrarse en la respiración siempre es una herramienta indispensable para acallar la mente. Nos resultará muy útil en estos casos ejercicios diarios de atención a la respiración, sentados o estirados, contando inhalación y / o exhalación, o bien sintiendo cómo el aire eleva nuestro abdomen o nuestro tórax con cada inhalación y los hace descender con cada exhalación. Otra posible manera de despejar la saturación mental desde el cuerpo es percibir bien todas las sensaciones que nos llegan a través de los sentidos. Ahora es época de estar al aire libre. Hace sol y lo sentimos en la piel, los colores del cielo, del verde si paseamos por un jardín o un bosque, o simplemente en los parques urbanos son más intensos y penetran más nuestra mirada. Se oyen golondrinas, gaviotas si estamos cerca del mar y no digamos ya los sonidos del viento entre los árboles o del mar si salimos del entorno urbano. Sólo sentir y si el pensamiento insiste volver a la respiración y a la sensación. Tras unos días de liberar la mente de tanto pensamiento discursivo, el criterio y la lucidez aparecerán de nuevo y desde la claridad y más serenos, seremos capaces de tomar las decisiones adecuadas en esos momentos de cambio. Acceder a la presencia atenta en cada instante, esa es la clave.
May 31 2015
Nos muestras tus gafas de ver el mundo?
Cuando hablamos de cualquier cuestión cada uno lo hacemos teniendo puesto nuestro propio filtro, con nuestra particular forma de percibir, de sentir y de reaccionar. Pero muchas veces nos enrocamos en que los demás deberían entender nuestra visión, o pensamos que están equivocados en su forma de sentir, y se nos olvida que existen tantas formas de ver las cosas como personas existentes en este planeta, se nos olvida la empatía.
Sabemos que los niños nacen con un potencial inmenso, lleno de posibilidades para ver el mundo de múltiples formas y colores. Todos nacemos con esta capacidad, pero qué es lo que nos hace tan distintos en nuestra manera de ser y de percibir nuestro entorno y las cosas que nos pasan? La respuesta a esta pregunta está en la educación que recibimos, y lo que el niño aprende a hacer con lo que le envuelve y con sus experiencias de vida. A través de la educación nuestra visión se va mutilando, y vamos configurando la graduación de las gafas a través de las cuales nos acostumbramos a interpretar el mundo. Cada uno de nosotros tenemos gafas con graduaciones distintas.
En la medida que vamos creciendo esas vías o gafas a través de la que vemos el mundo se estrechan, bien porque se nos quedan anticuadas, o bien porque no son lo suficientemente sólidas como para superar los obstáculos que se nos presenta en el camino. Todo ello nos lleva inevitablemente a experimentar un malestar gracias al cual, con la gestión adecuada, podemos generar caminos alternativos con los que enriquecer y ampliar nuestra visión. Es por esto que las crisis pueden ser grandes oportunidades de cambio, que nos ayudan a revisar nuestra visión de nosotros así como de lo que nos rodea, aprendiendo respuestas más adaptativas con las que enfrentarnos a la vida.
La empatía empieza por cada uno darse cuenta de las gafas que tiene, porque cuando ves qué gafas tienes puedes ver más fácilmente las diferentes formas de sentir de los demás. Es maravilloso ver casi sin filtros… es volver a nacer. Cuando vamos reconociendo desde donde vemos nos vamos liberando, conectamos con nuestra esencia y podemos reconocer la esencia de los otros.
Detrás de cualquier forma de ver peculiar, existe el ver común. Si no te pruebas las gafas de otros y no compruebas qué servicio le hace al otro, hasta entonces no se experimenta la verdadera empatía. Empatía es ver sin filtros, o a través de todos los filtros… Y tú, a través de qué gafas ves el mundo?
By Alicia Romero • Sin categoría, Terapia Individual