Los mitos en torno a las causas del maltrato contribuyen a la perpetuación de la violencia de género en la pareja. Estos mitos prescriben valores, actitudes y opiniones y están presentes en el imaginario social de manera generalizada. Resulta importante conocerlos, pues influyen en la manera en que las personas, profesionales, la red social, los agresores y las propias mujeres víctimas de maltrato explican y/o justifican la violencia de género en la pareja.
Mito 1. Las mujeres maltratadas son masoquistas.
Es importante cuestionarse la tendencia a suponer que las mujeres presentan problemas mentales por el hecho de “aguantar” los abusos. Hay muchos motivos por los que las mujeres soportan durante años los malos tratos: el estado emocional que produce la violencia, la falta de apoyo social, la esperanza de que su pareja cambie, las dificultades económicas hacen que una mujer tarde en tomar la decisión de terminar con la situación de maltrato.

Mito 2. Todos los hombres son violentos y cualquier hombre puede perder el control.
La violencia no es un comportamiento inevitable y no todos los hombres ejercen violencia, aunque podrían ejercerla (al igual que las mujeres). A menudo observamos que algunos hombres pueden contener y evitar su violencia si el contexto no lo permite o les pueden acarrear problemas, como en el ámbito laboral, pero en cambio no se contienen con la pareja. Debemos, además, distinguir un episodio de ira aislado y único de las violencias continuadas (visibles o invisibles) que sustentan el ciclo de la violencia de género dentro de las parejas.

Mito 3. Es un asunto privado de pareja. No somos quién para meternos en la vida privada de la gente
Aunque este mito cada vez va perdiendo fuerza en nuestro entorno, la verdad es que años atrás era muy habitual escucharlo. El maltrato es un problema social y de salud pública de primera magnitud que ha ocasionado 55 muertes durante el año 2015.

Mito 4. Las mujeres son las responsables por provocar la violencia.
Nada que una mujer pueda decirle a un hombre le da a este derecho a pegarle. Las agresiones son una opción tomada voluntariamente, por lo que los hombres toman la decisión de utilizar la violencia con independencia de los comentarios y conductas de sus compañeras mujeres.

Mito 5. Los maltratadores son enfermos mentales, o tienen algún tipo de adicción.
Menos del 10% de los casos de violencia de género son ocasionados por trastornos psicopatológicos según los estudios realizados por la OMS.
El uso o abuso del alcohol o las drogas puede ser un desencadenante, pero no es la causa. Muchos agresores no sólo no presentan dependencia a alguna substancia, sino que no todo aquel que consume ejerce la violencia.

Mito 6. La violencia hacia las mujeres se produce en entornos de bajo nivel sociocultural.
La realidad es que los malos tratos se producen en todos los niveles socioeconómicos y culturales. Las mujeres pobres no sufren más violencia, pero sí tienen menos medios para salir de ella sin ayuda de la asistencia social o los recursos públicos.
Las mujeres que tienen redes sociales y familiares que las apoyan afectiva y económicamente, no suelen buscar ayuda en los recursos sociosanitarios públicos, ni suelen presentar denuncias, por lo que las características de las mujeres que son atendidas en los servicios sociales refuerzan la idea de que solamente en las familias desestructuradas, con problemas económicos, de marginación y con bajo nivel cultural es donde se producen malos tratos. Además, las mujeres de alto nivel socioeconómico se sienten muy presionadas socialmente para ocultar su problemática.
En conclusión, el mantenimiento de estos y otros mitos sobre la violencia de género que se enfocan en un grupo de personas enfermas, pobres y alcohólicas impiden contemplar la complejidad de estas relaciones de pareja abusivas.
Pese a su falsedad, estos mitos persisten como verdades en el discurso social y proponen respuestas simples y tranquilizantes a cuestiones sociales complejas.

Nov 30 2015
comunicarse, no es lo mismo que hablar
El otro dia en sesión un hombre me explicaba que tuvo un enfrentamiento con un jefe y le dijo “eres un cabrón como encargado pero como persona de puta madre” (esto se lo comentó en un momento en el que el jefe apagó una de las luces que estaban encendidas, mientras él estaba en un lado del local reparando una moto).
Por lo que el jefe no tuvo muy claro cuál era la queja de Manuel.
Ante estos comentarios le explico a Manel esta narración: Imagina que eres un arquitecto y decides construir un piso. Haces las distribuciones del hogar, pones las tuberías, la distribución de la luz, montas la cocina con electrodomésticos , pones todos los radiadores de la casa…. Y todas las cosas necesarias para poder habitar con calidad en este lugar.
Una vez finalizada la obra, la persona que va a vivir en la casa quiere encender un radiador de la habitación más pequeña, y descubre que hace ruido al conectarse. Si esta persona se pusiera en contacto contigo y te dijera que “eres un inútil como constructor” Y no te dijera nada más. Esto te ayudaría a cambiar lo que falla?. Cómo te puedes sentir ante esta situación?
Cuando necesites quejarte de algún aspecto, siempre será más útil si te concentras en la conducta que no te gusta o quieres que haya cambios.
Incluso, es aun más útil, si el mensaje lo trasmites en positivo: en vez de decir “No saltes en el sofá” sonaria mejor “si quieres saltar hazlo en el suelo”; “”no me chilles, por chilla más flojo”; “no me gusta que mires la tv cuando te estoy hablando”, podría sonar más dulce “me gusta que me mires cuando hablo” ; “no dejes la camiseta en el suelo” por algo así “me gusta cuando dejas la camiseta en el cubo”………
Si quieres mejorar tu forma de comunicarte, puedes contar conmigo
By Eva Aguilar • Sin categoría • Tags: Comunicación, psicología positiva