
Quizá ya hayáis llegado al artículo que ha encendido una parte de las redes sociales. Un artículo titulado “13 Actitudes para tener una relación duradera” que nos llega de la mano de la revista Cosmopolitan. Si no lo habéis leído os animo a que lo hagáis. No tiene desperdicio, pero respirad hondo antes de hacerlo.
Cuando lo hayáis leído entenderéis el revuelo que se ha armado alrededor del citado artículo (por supuesto, han conseguido lo que buscaban, que se hable de ellos, que no pase desapercibido), ya que lo que expone e intenta explicar a las mujeres que lo lean es que deben ser sumisas y, en esencia, poner por delante de ellas mismas el bienestar de su pareja, para que la relación sea duradera.
Renunciar a una misma
Esto es lo que se desprende del artículo, debes renunciar a tus deseos, a tus necesidades para que él sea feliz. Sólo hay que fijarse en el primer punto de la lista: “1. Deja que se coma el último bocado del platillo que pidieron, aunque tengas mucha hambre.”
Es decir, si tienes hambre te aguantas, dejas que sea él el que coma y, de paso te quitas algunos quilos de encima (esto no lo dice el artículo, pero lo añado yo, para darle más magia al tema).
Pero, siendo serios, ¿realmente renunciar a una misma es garantía de que la relación perdure en el tiempo? Pues, según mi experiencia (personal y profesional), no.
Es decir, es posible que al principio de una relación ambos renunciéis a algunas pequeñas cosas para impresionar al otro, para “caerle mejor” o para que se fije en aquellas cosas de vosotros mismos que queréis potenciar. Pero a medida que avanza la relación mantener esa apariencia controlada y “perfecta” se vuelve prácticamente imposible, las necesidades y los deseos de uno mismo empiezan a aparecer con la convivencia y si estos son muy diferentes a los que habíamos querido mostrar, la otra persona se quedará descolocada y probablemente se sienta engañada. Con razón, le hemos presentado a alguien que no somos.
Pero es que, además, a pocas personas les gusta estar realmente con alguien “perfecto”. La magia de las relaciones de pareja reside, en gran parte, en crecer con el otro, fijarnos en aquellas cosas que lo hacen diferente y que nos atraen, y aprender de ellas ya sea en positivo o en negativo. Si tenemos al lado a una persona que responde a todos nuestros deseos sin rechistar, que le gustan exactamente las mismas cosas que a nosotros, que siempre está de acuerdo en todo lo que proponemos, lo más probable es que acabemos por cansarnos de esa supuesta “perfección”.
En general, preferimos “personas de verdad” para mantener una relación duradera.
Servir y callar
- “2. Da sin esperar nada a cambio.”
- “4. Si viven juntos, compra la leche y el papel de baño y no se lo digas.”
- “7. Prepárale el café en la mañana, incluso antes de que te lo pida.”
Estos puntos me resultan especialmente peculiares. Me recuerdan a los panfletos de “la buena ama de casa” que se repartían en escuelas en la época de los 50 en España. Pero están escritos en pleno Siglo XXI.
El artículo nos invita a todas las mujeres al servilismo “sin esperar nada a cambio”. Es decir, agradece, simplemente que él esté contigo, eso es lo que tú buscas, y él busca una ama de casa (¿una madre?) que le conceda todos sus deseos. Claro. Eso es lo que quieren todos los hombres.
Por experiencia (personal y profesional de nuevo) sé que la mayoría de los hombres de hoy en día, por suerte, no buscan este perfil de mujer, es más, probablemente se sentirían mal representando ese papel de “hombre cómodo que tiene poco menos que una esclava en casa”.
Como antes, dudo mucho que este tipo de actitudes garanticen una relación duradera. Por supuesto, habrá personas a las que les guste tener una pareja servil y atenta con todos y cada uno de sus deseos, pero en general se valora más a alguien a nuestro lado que nos de su opinión sincera, que nos haga trabajar y nos permita crecer en autonomía.
Busca una relación que te haga crecer, no una que dure pase lo que pase
¡Qué obsesión tenemos por que las relaciones duren mucho tiempo! ¿Para qué?
No me malinterpretéis, una relación duradera puede ser muy bonita, y conllevar muchas cosas positivas para ambas partes. Crecer y madurar al lado de alguien a quién quieres y que te quiere, es una experiencia fantástica. Pero no a cualquier precio. Una relación de dos meses puede ser igual o más bonita que una de 20 años.
A menudo esta obsesión por el “amor para siempre” nos hace caer sin darnos cuenta en alguna de estas actitudes que el artículo nos describe (y que así leídas nos pueden poner los pelos de punta). ¿Por qué no nos centramos en tener “buenas relaciones”, aunque duren una semana?
A lo largo de nuestra vida pasan muchas personas diferentes que nos pueden hacer crecer de una u otra manera. Algunas que nos calan hondo en los primeros minutos de conocerlas, otras que nos acompañan en nuestro camino durante años. Algunas que nos hacen daño, que nos dan lecciones muy duras, otras que nos hacen bien, que nos enseñan la bondad y las cosas bonitas de la vida.
Lo importante es aprender, crecer, empaparnos de todo lo bueno que nos puede dar esa persona, en el momento presente. ¿Quién sabe qué pasará mañana? ¿Quién sabe si de aquí a dos, cinco o veinte años seguiremos juntos? Nadie. Así que aprovecha y crece con tu pareja. Preocúpate de pasarlo bien, de disfrutar de los buenos momentos y de aprender de los malos (que los habrán, en todas las parejas hay momentos malos).
No te preocupes por lo que durará tu relación de pareja. Preocúpate de disfrutarla al máximo, dure 2 minutos o 70 años.
Mar 31 2015
¿Qué anticonceptivo es el más adecuado?
De un tiempo a esta parte los métodos anticonceptivos han evolucionado mucho. Desde aquellos años 60 en los que apareció la píldora comercializada en los EEUU (en España apareció a finales de los 70…) hasta la actualidad han sido muchos los estudios y avances que se han dedicado a la posibilidad del control de la reproducción. Los métodos anticonceptivos son usados por una gran parte de la población, pero… ¿los usamos adecuadamente?
Preservativo: el anticonceptivo más popular
Es el único anticonceptivo que, además de evitar que te quedes embarazada, te evita los sustos con enfermedades de transmisión sexual. El único método que realmente hace una barrera entre tu cuerpo y el de tu pareja, evitando así los contagios. Eso sí, siempre que lo uséis bien.
¿Cómo usar bien el preservativo? Siguiendo las instrucciones de uso que vienen en la misma caja del preservativo sabrás usarlo bien. Pero si tienes dudas, puedes pedir ayuda a algun experto o ver algún vídeo en Youtube, que los hay y muy didácticos. Ten en cuenta una cosa, el preservativo lo debéis poner siempre ANTES de que haya ningún contacto entre el pene y la vagina, para evitar contagios pero, sobretodo, porque antes de eyacular hay un líquido preseminal que puede estar cargado con algunos espermatozoides que lleguen al óvulo.
Así pues, es el método más sencillo y más efectivo en el caso de que no tengas pareja estable, o de que tengas una relación abierta a nivel sexual. También, por supuesto, si tu o tu pareja tenéis alguna enfermedad de transmisión sexual, o tenéis la sospecha de que puede ser así. Más vale prevenir.
Pastillas: buenas aliadas, siempre que no te olvides de ellas
Las pastillas son el método anticonceptivo de elección por muchas mujeres. La comodidad de no tener que estar pendiente de nada más que de disfrutar en el momento del sexo, el hecho de que no haya ninguna “barrera” entre los dos cuerpos, para muchas parejas es imprescindible.
Las pastillas anticonceptivas son una buena elección si tienes una pareja estable y buena memoria. La mayoría de mujeres reconoce haberse olvidado alguna pastilla durante el mes, y no haberle dado importancia. La posibilidad de embarazo en ese caso es baja, sí, pero no es igual a cero, por lo que muchos (muchísimos) embarazos no deseados se producen en el momento en el que se ha olvidado una toma.
Parches y anillos vaginales: anticonceptivos modernos y cómodos
Si tienes pareja estable pero te da pánico olvidarte de alguna pastilla, lo ideal son los parches o el anillo vaginal. Ambos se aplican fácilmente: el parche en una zona poco visible de la piel, y el anillo se introduce en la vagina, al fondo. Ambos liberan hormonas que evitan el embarazo y ambos duran un mes (es decir, sólo hay que cambiarlos una vez en cada ciclo menstrual).
La comodidad de estos anticonceptivos es innegable. Te los pones y te olvidas de ellos hasta el siguiente mes. Eso sí, son hormonales, igual que las pastillas, así que aunque en principio sus efectos secundarios son menores, pueden existir, y eso a muchas mujeres les parece suficiente como para echarse atrás.
DIU: un anticonceptivo “mecánico”
El DIU (Dispositivo Intra Uterino) se tiene que poner en la consulta de un médico ginecólogo. Este dispositivo evita, por una parte, que el esperma pueda llegar al óvulo y, por lo tanto, fecundarlo, y por otra parte, en caso de que se cuele alguno y consiga fecundar, evita que el óvulo fecundado se adhiera al útero y que, por lo tanto, se produzca un embarazo.
Una vez colocado el dispositivo puede durar hasta 10 años ejerciendo su labor anti-embarazo, aunque en España se suelen retirar a los 5 años (a no ser que se desee un embarazo antes). En el momento en el que se retira, la posibilidad de embarazo es la misma que si no se hubiera llevado nunca puesto.
Algunos DIU también tienen un efecto hormonal, que va liberando una cierta cantidad en el organismo para potenciar su efecto anticonceptivo.
¿Cómo escoger el mejor anticonceptivo?
Si después de estas explicaciones todavía no tienes claro qué anticonceptivo usar, te recomiendo que hagas el test que encontrarás en la página web de “Anticonceptivos Hoy”, tu respondes a las preguntas que te plantean (sinceramente, no vale mentir) y ellos te dicen, al final, qué anticonceptivo se adapta mejor a tu vida.
Fácil, ¿no?
By Sílvia Catalán • Terapia Sexual