May 24 2016
Las pérdidas, una oportunidad.
Los seres humanos normalmente solemos recordar y tener presentes las experiencias positivas de nuestra vida, y por otra parte tendemos a dejar atrás o ignorar las experiencias negativas. Este es un mecanismo que nos permite encarar el futuro con cierta esperanza, y evitar así el vacío existencial, el sufrimiento y el dolor.
En general, las personas solemos llevar mal conectar con la tristeza que nos producen las pérdidas. Por esta razón, nos esforzamos por huir de todo lo que nos conecte con el dolor. Sin embargo, la realidad es que las pérdidas están por todas partes. No son elección, pero sí condición de vida.
Los esfuerzos por no conectar con las pérdidas.
El indicativo más claro de la madurez, tanto personal como también de una sociedad, es la capacidad de transitar por sus pérdidas, el saberse vulnerable y aceptar el dolor. Lo que indica precisamente el nivel de inmadurez al que asistimos a diario a nuestro alrededor, es la extraordinaria capacidad de tapar, distraer, encubrir o negar todo lo que signifique dolor.
Por eso preferimos hacer muchas actividades, llenar la agenda, acudir a muchas citas, llevar a cabo conductas de manera compulsiva como por ejemplo comer, consumir substancias, conectarme a redes sociales o tener relaciones sexuales. Y todo por no llorar y por evitar sentirnos solos. Por no afrontar el duelo, empezamos lo antes posible una nueva relación, un nuevo trabajo, una nueva vida, sin darnos tiempo a digerir la pérdida, a reposar los aprendizajes y sin darnos tiempo de procesar la pérdida y cicatrizar las heridas.
Cómo hacer frente al dolor de la pérdida.
- Conecta con tus emociones y acéptalas.
En cada etapa de nuestra vida nos enfrentamos a pérdidas de diferentes formas e intensidad. Y cada pérdida provocará que sintamos emociones. Identificarlas y gestionarlas de manera adecuada nos permitirá elaborar la pérdida.
Y recuerda el llanto es una respuesta saludable ante las situaciones de pérdida. ¡No lo reprimas!
- Busca el apoyo de tus personas de confianza.
Habla y expresa tus emociones con las personas de confianza.
El apoyo y comprensión de los demás te será muy útil, date la oportunidad de expresar tus necesidades. Probablemente te sentirás mucho más reconfortada.
Si finalmente sientes que las circunstancias te sobrepasan y que necesitas ayuda profesional, una psicóloga te puede ayudar a afrontar esta nueva etapa de tu vida.
Ene 17 2017
No hacer nada es importante.
Parece que los grandes avances científicos llegan cuando el cerebro se toma espacios de relajación. En dichos espacios, se nos ocurre aquello que llevamos tiempo dándole vueltas y no sabíamos cómo abordarlo. La explicación la tenemos en nuestra mente. Cuando no hace nada, también trabaja. Y lo que es más importante, si queremos ser creativos tenemos que aprender a hacer nada.
Cuando la mente está desconectado, cuando “no estamos haciendo nada” el cerebro en realidad trabaja muchísimo, y ese tiempo es clave para que procese la información que adquirió cuando estaba atento. Necesitamos desconectarnos de las tareas para ser introspectivos, para poder pensar, para aburrirnos en definitiva.
Cuando la gente deja la mente divagar, tal y como sucede en los ratos de ocio, esta se involucra en uno de los procesos más interesantes de la inteligencia: el de la creación. No tener ni un segundo para desengancharse estaría impidiendo a la gente generar ese tipo de procesos que son la base para el desarrollo personal y social.
Los peligros de la multitarea.
Según el neurocientífico Facundo Manes la multitarea disminuye el rendimiento cognitivo. Mucha gente se confunde al pensar que haciendo muchas cosas al mismo tiempo va a ser más productivo. Ese es un mito que hay que erradicar porque el cerebro funciona mejor cuando se hace una cosa por vez.
Teresa Belta y Esther Priyadharshini, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), han demostrado que estar siempre ocupados, sobre todo durante la infancia, impide desarrollar la imaginación. Por el contrario, aburrirse y no hacer nada es positivo para el cerebro.
Si no hago nada me siento culpable.
El problema que tenemos de hacer nada es que nos sentimos culpables. La sociedad nos ha vendido la idea de que ser mejores es actuar y actuar sin descanso.
Pero la realidad es que si queremos salirnos de lo habitual, desarrollar nuestra creatividad o, simplemente, encontrar una solución diferente a nuestros problemas, necesitamos no hacer nada. Puedes empezar de la siguiente manera:
By Magda Del Pilar • Sin categoría, Terapia Individual • Tags: autocuidado, crecimiento, cretividad