Ene 17 2017
No hacer nada es importante.
Parece que los grandes avances científicos llegan cuando el cerebro se toma espacios de relajación. En dichos espacios, se nos ocurre aquello que llevamos tiempo dándole vueltas y no sabíamos cómo abordarlo. La explicación la tenemos en nuestra mente. Cuando no hace nada, también trabaja. Y lo que es más importante, si queremos ser creativos tenemos que aprender a hacer nada.
Cuando la mente está desconectado, cuando “no estamos haciendo nada” el cerebro en realidad trabaja muchísimo, y ese tiempo es clave para que procese la información que adquirió cuando estaba atento. Necesitamos desconectarnos de las tareas para ser introspectivos, para poder pensar, para aburrirnos en definitiva.
Cuando la gente deja la mente divagar, tal y como sucede en los ratos de ocio, esta se involucra en uno de los procesos más interesantes de la inteligencia: el de la creación. No tener ni un segundo para desengancharse estaría impidiendo a la gente generar ese tipo de procesos que son la base para el desarrollo personal y social.
Los peligros de la multitarea.
Según el neurocientífico Facundo Manes la multitarea disminuye el rendimiento cognitivo. Mucha gente se confunde al pensar que haciendo muchas cosas al mismo tiempo va a ser más productivo. Ese es un mito que hay que erradicar porque el cerebro funciona mejor cuando se hace una cosa por vez.
Teresa Belta y Esther Priyadharshini, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), han demostrado que estar siempre ocupados, sobre todo durante la infancia, impide desarrollar la imaginación. Por el contrario, aburrirse y no hacer nada es positivo para el cerebro.
Si no hago nada me siento culpable.
El problema que tenemos de hacer nada es que nos sentimos culpables. La sociedad nos ha vendido la idea de que ser mejores es actuar y actuar sin descanso.
Pero la realidad es que si queremos salirnos de lo habitual, desarrollar nuestra creatividad o, simplemente, encontrar una solución diferente a nuestros problemas, necesitamos no hacer nada. Puedes empezar de la siguiente manera:
- Busca diez minutos al día de inactividad. No significa ver la tele, sino estar tumbados en el sofá, relajados en un parque y dejar que la mente vague sola.
- Apaga el móvil durante varias horas cada día o al menos, el fin de semana. La hiperconectividad de los dispositivos actuales no ayuda necesariamente a nuestro cerebro.
Ene 16 2018
Salir de la costumbre.
¿Cuántas veces nos hemos descubierto haciendo las cosas por inercia? , siguiendo siempre el mismo patrón repetitivo, sin explorar nuevas posibilidades. A veces, nuestras acciones cotidianas rutinarias no son la mejor manera de conseguir nuestros objetivos, pero aun así , no nos cuestionamos esta manera de llevar a cabo nuestras acciones.
Para poder ejemplificar esta idea a continuación os dejo con un cuento sobre el poder de las costumbres:
Cierto día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pradera. El animal abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas.
Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, jefe de un rebaño, que viendo el espacio ya abierto hizo a su rebaño seguir por allí.
Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese mismo sendero: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, se desviaban de los obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva vía.
Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en una amplia carretera donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría realizarse en treinta minutos, si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.
Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, finalmente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto intrincado era el peor de todos.
Mientras tanto, el viejo y sabio bosque se reía al ver que los hombres tienen esa ciega tendencia rutinaria a seguir la vía que ya está abierta, sin preguntarse si habría acaso una mejor opción o camino. Tal vez hubiesen descubierto otros paisajes más bellos.
Lo que nos quiere transmitir este cuento, es que es importante intentar de manera consciente ser creativas en nuestra vida cotidiana. Esto nos permitirá intentar nuevos caminos y abrir diferentes posibilidades de acción. Ya que las costumbres cotidianas, aunque puede parecer que nos simplifican la vida y nos dan cierta sensación de control, también nos pueden restar flexibilidad y libertad.
By Magda Del Pilar • Terapia Individual • Tags: cambio, cretividad, zona de confort