
El estado de meditación, mindfulness o atención plena es un estado de plena concentración y consciencia en el que la mente se libera de sus propios pensamientos y es capaz de permanecer plenamente alerta en el aquí y ahora.
Para llegar a ese estado se utilizan una serie de técnicas que favorecen la concentración de manera que, poco a poco, la mente se va silenciando y podemos concentrar toda nuestra energía en vivir el presente, sin ensoñaciones o pensamientos que nos enturbien. La respiración es una de esas técnicas.
Aprender a no escuchar tus pensamientos.
Recuerda que tu primer objetivo, especialmente al comenzar la práctica de la meditación, es simplemente acallar el bullicio mental.
¿Cómo se consigue acallar la mente? Dejando de prestarle atención. La cuestión es que a la mente no le gusta nada que la desatiendan, de manera que lo más probable es que este paso cueste. Pero no te preocupes, tus primeras sesiones consistirán precisamente en eso, en aprender a no escuchar a la mente. Y eso no se consigue de un día para otro.
¿Cómo hacerlo, entonces? Muy fácil. Cuando quieras concentrarte en la respiración, empezarán a pasar por tu mente un sinfín de pensamientos. El ejercicio consiste en no detenerte en ninguno, en no darles credibilidad, en observarlos como si los estuvieras proyectando en una pantalla de cine mental, sin juzgar. Es decir, cuando pienses en algo, en alguien, en un asunto a resolver, etc., simplemente sé consciente de que lo estás pensando y déjalo ir. Regresa a la atención.
No te preocupes si te sucede constantemente, es lo más normal. Centra tu atención en detectar el pensamiento y en volver al estado de concentración sobre la respiración, tantas veces como sea necesario.
Al principio te resultará muy incómodo, pero poco a poco la mente empezará a tranquilizarse, se “aburrirá” y dejará de incordiar. Puede que no lo consigas en las primeras sesiones, pero tarde o temprano mediante la practica lo puedes lograr.
Puedes imaginar que tu mente es un río, y los pensamientos que surjan son hojas que flotan en él. Observa como estas hojas cruzan el río y se alejan. Repite este proceso con cada pensamiento que te aparezca.
¿Te animas a probarlo? Con la práctica notaras que cada vez puedes acallar más tu mente y estás más tiempo en el aquí y ahora.
Sep 7 2020
Atención plena táctil: el arte del origami.
El origami es un arte de origen japonés que consiste en el plegado de papel para construir figuras. Más conocido como papiroflexia en nuestro país, algunos defensores del origami sostienen que, este tiene una vertiente más espiritual que la simple construcción de figuras.
Más allá de la dimensión puramente lúdica, lo cierto, es que el origami puede ser útil para mejorar la memoria, la concentración y para desactivar el cuerpo. Esta actividad nos puede ayudar a mantenernos presentes en el aquí y ahora, ayudando a romper los flujos interminables de pensamientos, y por lo tanto a relajarnos y hacernos sentir centradas.
En el ámbito emocional, este arte ayuda a profundizar en las habilidades de aceptación, perseverancia, paciencia, ayudando a aumentar la tolerancia a la frustración. Asimismo, puede ayudar a optimizar la creatividad y la autoestima, generando finalmente una sensación de valía personal tras cada producción artística.
También podemos incidir a través del origami en aspectos psicomotrices y neurológicos, ya que esta actividad requiere de la coordinación de ambas manos y de la activación de diferentes estructuras cerebrales para realizarla, así como la intervención del sentido del tacto de una manera activa.
¿Cómo empezar a practicar origami?
-Crear una rutina para la práctica.
-Escoger el papel adecuado, no muy grueso, de forma cuadrada, y para empezar de tamaño pequeño-medio. Puede ser interesante probar papel de colores o con estampado.
-Empezar practicando figuras fáciles como la pajarita o el barco. Existen múltiples tutoriales en internet para iniciarse a la práctica.
¿Te animas a meditar mediante el origami?
By Magda Del Pilar • Terapia Individual • Tags: atención plena, mindfulness