Abr 10 2015
La importancia de ver el vaso medio lleno.
Seguramente hemos escuchado en más de una ocasión “ver el vaso medio lleno”, esta expresión está relacionada con el concepto de optimismo. Es importante remarcar, que en nuestra sociedad, este concepto a menudo se relaciona con la ingenuidad y la ignorancia, de ahí expresiones como la siguiente de Antonio Gala: “No soy pesimista. Soy un optimista bien informado”.
El interés moderno por el optimismo nace de la constatación del papel jugado por el pesimismo en la depresión. Para la Psicología Positiva, el optimismo es una forma de percibir el mundo que se adquiere con la experiencia, hace referencia a las personas que presentan un equilibrio adecuado ante los retos que les plantea la vida y los recursos de que disponen para enfrentarse a los mismos.
Por lo tanto, las personas optimistas se caracterizan porque se plantean objetivos difíciles pero posibles, analizan los errores cometidos y aprenden de ellos, piensan y desarrollan planes de acción ante los retos evaluando las posibles dificultades y calibrando las habilidades de que disponen para enfrentarse a ellos con éxito.
No obstante, algunos estudios muestran una clara tendencia de las personas a sobreestimar el grado de control que tienen sobre las situaciones, mientras que las personas deprimidas estimarían de forma muy precisa su grado de control real.
El sentido común nos dice que es positivo mirar al futuro con optimismo, a pesar de suponer una ilusión de control que puede no ser del todo precisa, y numerosos trabajos empíricos apoyan esta idea, entre los beneficios del optimismo, se ha encontrado:
- Mejora de la concentración en tareas académicas,
- Mejora del rendimiento deportivo y mantenimiento de la salud física.
- Prevención de enfermedades y mejor adaptación a enfermedades crónicas.
- Mejor manejo del dolor.
- Mayor apoyo social.
- Modulador sobre los eventos estresantes, paliando el sufrimiento y el malestar.
En conclusión, esta ilusión de control que puede suponer el optimismo y actuar con confianza cuando se presentan dificultades, parece ser la opción psicológicamente más eficaz y rentable, porque nuestro cuerpo y mente funcionan mejor, ayudándonos a sobrellevar las adversidades y a salir a flote más rápidamente, incluso saliendo fortalecidas de la situación que se nos ha presentado.
Ene 31 2017
¿Las personas optimistas son más felices?
Muchas personas esperan que el futuro sea mejor que el pasado y que el presente. Se trata de nuestra tendencia a sobreestimar la probabilidad de experimentar situaciones positivas y subestimar las posibilidades de experimentar situaciones negativas: el optimismo.
¿Optimismo o pesimismo?
La diferencia entre optimismo y pesimismo no es más que una cuestión de actitud. Hay personas que creen que pensar en positivo es estar ciego ante la realidad y que el pesimismo, en consecuencia, supone una posición intelectual superior y más adecuada a la optimista.
Desde esta perspectiva, el secreto de la felicidad es tener bajas expectativas. Si no tenemos expectativas positivas, si no esperamos encontrar la salud, el amor y la autorrealización, entonces no vamos a decepcionarnos si estas cosas no suceden. Y si no nos decepcionamos cuando no lleguen las cosas buenas, y estamos agradablemente sorprendidos cuando suceden, seremos felices. Desde esta perspectiva también se puede creer que tan sólo los pesimistas serían capaces de transformar el mundo, frente a los optimistas, que, además de ser unos ingenuos, están satisfechos y se conforman con lo que hay, incapaces de rebelarse ante las injusticias.
Pero, ¿qué sería de nosotros si no confiamos en que los tiempos futuros nos traerán alegrías? Según la neurocientífica Tali Sharot subestimamos la posibilidad de sufrir cáncer o de tener un accidente automovilístico, pero sobreestimamos nuestra longevidad, nuestras posibilidades laborales. En general, parece que las personas somos más optimistas que realistas
Contrariamente a la perspectiva expuesta anteriormente, según Sharot los estudios muestran que los optimistas son más felices y que cuando las cosas no salen como esperaban, encuentran una razón y siguen teniendo expectativas positivas.
Conclusión.
Existen las pérdidas, los duelos, las enfermedades, la muerte, las decepciones y las injusticias y nadie puede evitar, por muy optimista que sea, el sufrimiento y las penas que nos aparecen durante nuestro ciclo vital. Pero la mayor parte de nosotros estamos capacitados para convertir las crisis en oportunidades, las dificultades en posibilidades; para afrontar de forma positiva, con optimismo inteligente, las situaciones adversas, para dotarlas de sentido, para vivirlas más como retos y desafíos más que como amenazas o fracasos irreparables, para enfrentarlas o esquivarlas, o para reducir su nivel de impacto psicológico.
By Magda Del Pilar • Terapia Individual • Tags: Optimismo, psicología positiva