May 17 2016
La estimulación bilateral de los hemisferios cerebrales: un proceso de autocuración.
Las Terapias Neurocientíficas irrumpieron en el mundo de la psicoterapia en la década de los 80 con la aparición de la técnica más conocida, la estimulación bilateral interhemisferica cerebral y ha sido recientemente, en la primera década del siglo XXI, cuando se han ido popularizando.
En 1987, la psicóloga norteamericana, Francine Shapiro, observó por casualidad que los movimientos oculares en ciertas condiciones pueden reducir la intensidad de los pensamientos perturbantes. Esto fue el principio del desarrollo de este método terapéutico que utiliza la estimulación bilateral (visual, auditiva o kinestésica) para procesar recuerdos traumáticos, cambiar creencias autolimitantes y desensibilizar emociones y sensaciones negativas.
Trauma y estimulación bilateral interhemisferica.
Quizás la aplicación más ampliamente estudiada del uso de la estimulación bilateral de los hemisferios cerebrales es el procesamiento del trauma.
La palabra trauma deriva del griego y significa “herida”. El trauma es una “herida psicológica” que puede ser provocada por variadas situaciones. Normalmente cuando oímos hablar de traumas lo asociamos a problemas originados por grandes desastres naturales o guerras, accidentes, abusos, etc. Pero también existe otra categoría de traumas cuyo origen está relacionado con hechos, aparentemente, de menor importancia. Como por ejemplo: desprotección, humillación, cambio de roles en la familia, etc.
Sin embargo, la importancia de las causas del trauma no determina la calidad del daño que éste produce, porque sus efectos dependerán de cada persona, de su historia y entorno afectivo, del momento en que se haya producido y de su reiteración a lo largo del tiempo. El trauma, no importa su origen, afecta de tal manera la salud, la seguridad y el bienestar de la persona, que ésta puede llegar a desarrollar creencias falsas y destructivas de sí misma y del mundo.
El proceso de estimulación bilateral.
Parece que cuando vivimos una situación traumática, el trauma queda encerrado en nuestro sistema nervioso con todo aquello que experimentamos en aquella situación. La estimulación bilateral permite al cerebro reprocesar toda aquella información de una forma más adecuada. Es el propio cerebro el que se encarga del proceso de curación de estas heridas emocionales, de manera que aprovecha todos sus recursos para activar el proceso de curación.
La estimulación bilateral trabaja emulando los movimientos rápidos de los ojos que se producen durante la fase REM del sueño. Cada noche cuando dormimos entramos en una fase de sueño profundo (la fase REM) en la cual movemos los ojos a gran velocidad mientras soñamos. Este mecanismo es totalmente natural y es una manera que tiene el cerebro de reprocesar, reducir e incluso eliminar el estrés vivido a lo largo del día o en otros momentos de nuestras vidas. De ahí uno de los beneficios de poder dormir correctamente.
Basándose en estos conocimientos, el terapeuta aplica la estimulación bilateral que puede ser visual, auditiva o kinestésica para procesar recuerdos traumáticos. Al estar pensando en un suceso perturbador o estresante al mismo tiempo que se estimulan los hemisferios, la amígdala se activa de una manera que produce una reducción del estrés, lo cual puede hacer que la emoción negativa se transforme en otra positiva, como por ejemplo en tranquilidad o en aceptación.
Sep 25 2019
“Somos supervivientes del trauma” Entrevista a Janina Fisher para La Vanguardia
Este fin de semana asistí al seminario de formación en psicoterapia sensoriomotriz aplicada al tratamiento del trauma complejo y la disociación de la mano de una de las figuras referentes en el abordaje del trauma a nivel internacional, Janina Fisher. El abordaje sensoriomotriz es un modelo de intervención que se estructura sobre la base de los descubrimientos neurocientíficos sobre los cambios neurofisiológicos asociados al trauma.
Determinadas experiencias, por cómo las hemos vivido, sobrepasan nuestra capacidad de integración y no pueden ser, por decirlo de algún modo, digeridas. Diferentes elementos de la experiencia quedan, entonces, almacenados de forma fragmentada en nuestra mente y nuestro cuerpo, disparándose ante diferentes detonadores sin tener la sensación de estar recordando nada. Pero aunque no tengamos la sensación de estar recordando, dichas emociones o sensaciones son memorias corporales y emocionales relacionadas con la experiencia traumática que inundan de pasado nuestro presente y anticipan nuestro futuro desde la experiencia sesgada de un sistema nervioso desajustado e hipersensibilizado a la amenaza. Diferentes síntomas físicos y psicológicos son susceptibles de ser considerados en el marco de la reactivación de dichas memorias y de las respuestas de supervivencia biológicamente determinadas ante la interpretación preconsciente de amenaza por parte de nuestro cerebro, así como de las formas de intentar manejar dicho malestar. Si nuestro cerebro y nuestro cuerpo están (aún sin saberlo) reaccionando constantemente a la amenaza, no podemos orientarnos al crecimiento, actuar de forma flexible ni implicarnos en relaciones satisfactorias.
Me gustaría compartir con vosotros la entrevista que realizó La Vanguardia a Janina Fisher con motivo de su visita a Barcelona para impartir la formación.
Link:
“Somos supervivientes del trauma”. Entrevista a Janina Fisher en “La Contra” de La Vanguardia.
By Mariona Xaubet • Formación, Noticias, Profesionales de la psicología, Sin categoría, Terapia Individual • Tags: #emociones, psicoterapia, trauma