La importancia de atender la ansiedad 

Cada vez es más recurrente y tiene mayor incidencia; la ansiedad es ese lenguaje corporal que apenas sabemos identificar pero que es motivo de malestar y origen de multitud de problemas psicológicos que pueden ir a más si no atendemos lo que ella esconde. Se podría decir que es ese indicador que nos dice ‘algo no va bien’ y que se hace necesario algún cambio en un sentido u otro. Ahora bien; la ansiedad es ese conjunto sintomatológico que no se relaciona solamente con aspectos psicológicos, sino que la relación establecida cuerpo-mente es también un aspecto clave al que atender, siempre en una relación de doble sentido donde lo psicológico repercute en nuestro cuerpo y viceversa.  

La anatomía de la ansiedad 

La Dra. Ellen Vora, psiquiatra estadounidense, nos aproxima a una nueva interpretación más que interesante de la etiología de la ansiedad. En su libro La anatomía de la ansiedad, indicado tanto para profesionales como pacientes, la doctora abre la puerta a la exploración de una doble vía para tratar la ansiedad. Y es que más allá de la doble vertiente psicología/psiquiatría, la autora nos habla de los mensajes contradictorios y de alerta que le enviamos constantemente a nuestro cerebro debido a malos hábitos y al descuido personal.  

Así, la dieta inflamatoria -por ejemplo-, basada en azúcares y carbohidratos, trasciende a nivel psicológico y se posiciona como uno de los factores a tener en cuenta en el momento de llegar a la etiología de la ansiedad. La autora defensa la idea de que éstas, debido a su efecto inflamatorio, son interpretadas por el cuerpo como un agente patógeno que parecería estar enviando un mensaje de alerta al cerebro, entendiendo que algo en nuestro estómago no estaría funcionando correctamente, por lo que será importante que nos ocupemos de ello. De algún modo, el razonamiento nos lleva a pensar en la importancia que tiene para el cerbero todo aquello que nos sucede somáticamente, estando tan acostumbrados como estamos a atender a los agentes externos y no tanto a los internos. 

Del mismo modo, el exceso de cafeína o el alcohol nos están predisponiendo a una ansiedad que se puede prolongar excesivamente en el tiempo si no prestamos atención a nuestros hábitos. Aquí se incluyen también los efectos destructivos que tiene para el cerbero el hecho no menos importante de estar mirando la pantalla (teléfono móvil, tableta…) antes de acostarse por lo desreguladores que supone en materia de ritmos circadianos. Es debido a estos momentos que la melatonina activa el sistema de alerta que nos impide dormir correctamente; el mensaje equivalente a nuestro cerebro sería lo equivalente a la afirmación ‘hey, alerta, que todavía no es hora de dormir’. 

La lógica que se esconde detrás es la misma que nos debería hacer reflexionar sobre cualquier forma de estrés con impacto en el cuerpo: es fácil pasar por alto la discusión con nuestro jefe y aguantar sus consecuencias; del mismo modo, a pocos nos impedirá llevar una vida normal el hecho de no haber dormido suficiente una o dos noches; o 3 cafés al día y un par de cañas… pero el efecto importante no es el que se esconde detrás de cada uno de estos factores de estrés por separado, sino el de todos ellos en su conjunto, concluyendo con la idea de que todo agente o factor de micro estrés, tiene detrás un mensaje de alerta para el cerebro que nos predispone a la ansiedad crónica. 

En este libro, aprenderemos a interpretar e identificar estas señales y los diferentes factores de estrés que el cuerpo sufre por ser casi invisibles pero no por ello inocuos, y aprender a regular sus efectos con consejos fáciles y sencillos; todo ello en un lenguaje familiar y directo.  

La anatomía de la ansiedad. Comprender y superar la respuesta de nuestro cuerpo al miedo

 Vora, E. (2013). La anatomía de la ansiedad. Barcelona: Ediciones Paidós